Servir de puente entre Dios y los pro-aborto



Desde nuestra vocación de cristianos, estamos llamados a defender al hombre contra todo aquello que pueda destruirlo o rebajarlo, no podemos permanecer impasible frente a este tema porque Dios hecho hombre en Jesucristo nos manifiesta que en él todos somos hermanos, por eso la misión de todos los creyentes es hacer presente la Misericordia de Dios en medio de la cultura de muerte.

Por otro lado, no podemos dejar de ver que las mujeres que se han provocado un aborto están destinadas a realizar en el amor, tienen la necesidad de sentirse queridas, no utilizadas, tienen necesidad de Dios y de nosotros.

Es imperioso concienciar a la sociedad; a los padres como primeros educadores en el amor y la sexualidad de los hijos, a los maestros en las escuelas, a las agencias católicas de servicio social, a los profesionales de la salud, a los medios de comunicación, etc., que las mujeres que han pasado por este duro proceso (muchas veces obligadas por las circunstancias) no pueden ni deben ser rechazadas, más bien, se hace necesario que encontremos la forma de proporcionarles la ayuda que necesitan. Bienaventurados los misericordiosos porque alcanzarán la misericordia” (Mt.5,7)

Muchas veces no son conscientes y son “víctimas” de sus malas decisiones, además de ayuda física, requieren acompañamiento y ayuda psicológica, las consecuencias que viven no son fáciles de sobrellevar, sus heridas son profundas, están confundidas, desconectadas de la realidad, aisladas y solas, tal vez llenas de rabia, con emociones que oscilan entre “alegría” y depresión, necesitan ayuda y muchas veces no se dan cuenta.

  • Además, como prevención se necesita promover:
  • Una adecuada educación sexual basada en el amor, apoyar a los jóvenes a madurar en la vivencia de valores morales que propicien su desarrollo integral
  • Apoyo familiar, especialmente de los padres
  • Información educativa sobre las alternativas al aborto
  • Hogares de a cogida para las mujeres más vulnerables  (pobreza, situación de calle, adolescencia, violación).
  • Apoyo laboral, generar los medios para padres adolescentes para que puedan continuar con su educación durante y después del embarazo.
  • Agilizar los procesos de adopción para ofrecerles la posibilidad de salvar las dos vidas.
  • Apoyo, comprensión, asesoramiento para víctimas de violaciones y de otras formas de abuso
  • Desarrollar y promover el ministerio postaborto en las diócesis
  • Asesoramiento sobre los programas de planificación familiar

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